Como ya hemos visto en otras ocasiones, la música tradicional de Galicia es tan potente que cuenta con instrumentos propios, como la zanfona o las vieiras. En esta ocasión, en A Píntega Marela, os hablamos de la requinta gallega, un tipo de flauta travesera.
Similar a la flauta travesera, al traverso o incluso al pífano, la requinta gallega debe su nombre a los gaiteros. De hecho, según Enrique Montero Torreiro, autor del libro A Requinta na Ulla (1993), el término requinta es una evolución de la palabra empleada por los gaiteros para indicar cuando suben a la segunda escala del punteiro de la gaita. El porqué de esto te lo contamos, entre otras cosas, en este artículo.
Breve historia de la requinta gallega
Al finalizar la Edad Media y su apogeo cultural, se iniciará en Galicia la era en la que se asientan las principales formas de su folclore musical.
Por aquel entonces, los juglares comenzaron a ser conocidos como ministreles y acompañaban sus danzas y cantos con instrumentos como panderos, gaitas o tambores. Estos últimos, al ser los preferidos por los ministreles, se consagran como instrumentos primordiales de la música propia de Galicia.
Con el paso de los siglos, nuevos cánticos e instrumentos se fueron incorporando a la música tradicional gallega, como los “Viras” (un tipo de jota) o la requinta gallega.
Precisamente, la flauta travesera (por aquel tiempo eran de madera y su precedente más cercano era el traverso barroco) llegó a Galicia, como tantas otras cosas, a través de la Catedral de Santiago de Compostela. El templo contaba con presupuesto suficiente para comprar instrumentos extranjeros, entre ellos adquirieron unas flautas traveseras provenientes de Inglaterra.
Los indicios apuntan a que, en algún momento, estas flautas traveseras necesitaron algún tipo de reparación o bien se necesitaron nuevos instrumentos para reponerlos o ampliar el cuerpo instrumental. Es cuando, llegan al taller de García Riobó en la comarca del Ulla, de forma que en este momento se puede decir que nace la requinta como instrumento.
Hay otra teoría que apunta a un origen militar de la requinta debido al uso de la flauta travesera a lo largo del siglo XIX por las tropas francesas y, en concreto, a la presencia en la zona del Ulla del ejército francés durante la Guerra de Independencia.
La primera requinta gallega de la que se tiene constancia data del siglo XIX, cuando Antonio García de Oca (1820-1872), artesano del Ulla, construyó un instrumento descrito como una flauta travesera barroca contralto afinada en Fa#.
Al ser tocada junto a la gaita, no es de extrañar que el nombre de requinta fuera dado por los gaiteros, como ya adelantábamos en el comienzo del artículo. La requinta, de hecho, se toca generalmente una octava por encima de la gaita.
Clases requinta gallega, ¡todo lo que aprenderás!
Además de profundizar en la historia de este instrumento, en las clases requinta gallega de A Píntega Marela descubrirás que:
- Al estar afinada en Fa# o en Sol, se toca junto a las gaitas de Si natural o Do respectivamente, por lo que organizamos unas ¡fiestas totales! con la música que se crea.
- Constan normalmente de 5 partes, la embocadura o “pecho dos beizos”, el barrilete, el tercer “pecho” o primer cuerpo, el cuarto “pecho” o segundo cuerpo y el “pecho” de la llave o “clave”.
- Algunas requintas están afinadas en Sol y se emplean para acompañar a las gaitas en Do.
- Los materiales empleados para la fabricación de la requinta gallega, que suele ser artesanal, son la madera de boj (buxo) o granadillo y la plata o el latón. Estos últimos son usados para anillar las distintas piezas del instrumento y también como adorno.
- Los músicos que tocan la requinta son conocidos como “requinteiros”.
La requinta gallega cayó en desuso a partir de los años 60 del siglo XX, pero eso no es impedimento para nosotros, que apostamos por recuperar y hacer llegar a las futuras generaciones todos los entresijos de la música popular de Galicia. ¡Te invitamos a participar en este gran sueño! y a que te apuntes a las clases requinta gallega de A Píntega Marela. ¡La era de los requinteiros ha vuelto!