Desde siempre, las personas han sentido necesidad de crear música con su cuerpo y con diferentes instrumentos elaborados con materiales procedentes de la naturaleza. Uno de los más antiguos de todos los tiempos es el tambor. Originario de África y, también, de China (se sabe que existieron de forma simultánea en estos lugares), desde sus inicios estuvo vinculado a ritos divinos o muestras de poder.
Como ocurrió con el violín, que dio lugar a distintos tipos de fiddles según los países, el tambor, al adaptarse a las diferentes regiones, tomó otras formas, características y ritmos, que, en el caso de España, provocó el nacimiento de, entre otros, el tamboril galego.
Del tambor al tamboril galego en España
Al igual que en otros muchos casos, no se conoce el momento exacto en el que el tambor llegó a España/la Península Ibérica. Según parece, ya se empleaba en determinados eventos folclóricos antes de la llegada de los musulmanes, pero fue a raíz de la invasión de este pueblo, cuyo ejército contaba con tambores de guerra, cuando se implantó de forma definitiva.
Desde el siglo XV, época en la que se consolidan los reinos cristianos de la península, la celebración de la Semana Santa comienza a tomar la forma que conocemos en la actualidad. Entre las novedades de ese tiempo, que siguen vigentes siglos después, se encuentran las procesiones con imágenes y el empleo, en ellas, de ¡tambores!
Del mismo modo que existen un traje tradicional y gastronomía típica diferentes, según la región española, a medida que pasaron los años, el tambor fue tomando distintas formas y particularidades conforme la cultura de cada zona lo hacía suyo.
Entre los tambores folk más destacados de España, se encuentran el bajón valenciano, el propio de Castilla, el rociero, el de Calanda y, por supuesto, el tamboril galego.
En todos estos lugares, el tambor está presente, tanto en las procesiones de Semana Santa como en otro tipo de celebraciones de carácter religioso (cristiano y pagano) y tradicional (por ejemplo, las Fallas de Valencia).
Además, estos tambores, incluido el tamboril galego, se emplean o han empleado en actos militares y son imprescindibles en grupos o bandas de música de corte tradicional. En el caso de Asturias y Galicia, la gaita y el tamboril son instrumentos estrechamente ligados, ya que era la formación instrumental estándar asociada a la gaita hasta bien entrado el siglo XX.
¿Qué es, exactamente, un tamboril galego?
Al igual que el tambor, el tamboril galego es un instrumento de percusión, del tipo membranófono, cuyo sonido surge como resultado de la vibración de una de las membranas que lo componen. Estas membranas llamadas parches suelen ser de piel de cabra u oveja.
El diámetro del tamboril galego oscila entre los 23 y los 30 cm. Cuanto más cerca de los 23 cm esté, más agudo es el sonido que se genera. Con el paso de los siglos ha ido disminuyendo y, en la actualidad, el diámetro más habitual es de 25 cm.
Para que se genere el sonido, es necesario golpear la membrana superior con las llamadas baquetas (en gallego reciben el nombre de paus o palitroques), dos palillos de forma cilíndrica fabricados de madera de granadillo o ébano (tradicionalmente se hacían de boj u olivo). Actualmente, además de las maderas duras de origen tropical, se usan otras maderas más blandas como la de hickory, la misma que la de las baquetas de las baterías de rock.
El tamboril suele tener unos bordones, unas cuerdas tensadas cuya finalidad es amplificar el sonido. En el pasado, eran de tripa, piel, cuerdas entrochadas de guitarra o instrumentos similares. Como dato curioso, en la zona de la Mariña lucense llegaron a usarse ¡tripas de gato!
A nivel histórico, el XVIII es el siglo en el que encontramos la primera representación del tamboril junto a la gaita en Galicia. Concretamente, tuvo lugar en 1715 en la Catedral de Tui (Pontevedra), ya que en ella se conserva la primera representación de un tamboril junto a la gaita gallega.
En algunas zonas convivió con la caja o redoblante, pero este instrumento es más moderno. Tras la aparición del grupo de los Gaiteiros de Soutelo de Montes, liderado por Avelino Cachafeiro, el tamboril recobró su importancia entre los gaiteiros y grupos tradicionales posteriores.
Tradicionalmente, el tamboril galego fue un instrumento de hombres, pero, desde hace unas décadas, del mismo modo que la gaita, gran cantidad de mujeres se han convertido en tamborileiras.
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Apuntar que uno de los grupos de gaitas más antiguo de mi pueblo (sur de Galicia), que era un grupo típico de clan familiar y de oficio heredado, el tambor lo tocaba una mujer. Hablo de los años 50. Su padre tocaba gaita con fuelle o barquín en el brazo izquierdo, por lo que podía cantar mientras tocaba.
Muchas gracias por el aporte! Nos encantaría saber el nombre del grupo. 🙂