Solo con escuchar las palabras zanfona gallega y zanfonista, la curiosidad humana empieza a despertarse. El momento en el que se desata es cuando ves, por primera vez, el aspecto de este característico instrumento tan arraigado en la música popular gallega.
Para averiguar en qué consiste este instrumento, no te recomendamos acudir al diccionario de la RAE, puesto que la definición de ‘zanfona’ que contiene la relaciona, erróneamente, con un organillo o una caja de música. Esta confusión se debe a que, desde la antigüedad, este instrumento ha tenido varios nombres. Según el lugar y la época, ha sido conocido como cinfonía, gaita de rabil, sanfona, organistrum, rota o rota britannica, entre otros. Para averiguarlo todo de la zanfona gallega, te invitamos a leer este artículo.
Tres instrumentos en uno, así es la zanfona gallega
La zanfona de Galicia es un instrumento perteneciente a la familia de los cordófonos frotados, ya que tiene cuerdas que suenan por la frotación de una rueda de madera (ahora las hay incluso de cerámica) cubierta de resina. Esta última gira por acción de una manivela (o manubrio). El sonido de la zanfona se modula a través de un teclado que da una escala cromática de dos octavas de extensión.
Cada zanfona gallega consta de tres cuerdas principales, llamadas cantoras, que son las que producen la melodía y dos cuerdas más, que funcionan como acompañantes o bordones. Al tocarlas al mismo tiempo, el instrumento produce dos sonidos simultáneos, uno grave y fijo a intervalo de octava y otro agudo a intervalo de quinta.
Gracias a sus cuerdas, la zanfona se asemeja a un violín mecánico, aunque también tiene algo de un organillo, instrumento del que procede. Además, sus notas son similares a las dos octavas de un piano.
Hoy en día, las zanfonas han evolucionado para sumar avances que mejoran su sonido y su agilidad.
Eso sí, las mejoras que se han logrado con la modernidad no han supuesto que el instrumento original quede desvirtuado, ya que cuenta con el mecanismo básico inicial que lo acompaña desde la antigüedad: la ya citada frotación de cuerdas gracias a una rueda movida manualmente por una manivela, trabajo que el músico tiene que hacer con su mano derecha, mientras que con la izquierda mueve las teclas para producir la melodía a su antojo.
El origen de la zanfona gallega
Aunque su origen es algo confuso, sí se tiene constancia de la existencia del organistrum en el siglo X (el musicólogo Cut Sachs afirma que existía en el mencionado siglo, aunque no todos los musicólogos coinciden. En Galicia, aparece en el siglo XII). Entonces, este instrumento contaba con una rueda que, al girarla, frotaba las cuerdas dando lugar a un sonido continuo. Además, el organistrum también incluía un teclado y, para interpretarlo, eran necesarias dos personas.
Durante el siglo XIII, este instrumento reduce su tamaño, se aumenta la extensión del teclado y este último mejora su mecanismo, puesto que pasa de ser de tracción a ser de pulsión. Con estas modificaciones nace la zanfona.
En un principio, la zanfona solo se tocaba en un ámbito religioso, pero luego pasa al ámbito profano debido a su polifónico y bajo volumen. De hecho, esta característica convertía a la zanfona en el instrumento perfecto para acompañar canciones y romances entonados por el propio zanfonista.
Galicia recupera la zanfona y la hace suya
Conforme fue transcurriendo el tiempo, la zanfona pasó a ser una compañera inseparable de juglares y trovadores, también a lo largo del Camino de Santiago, vía por la que probablemente llegó a la península Ibérica.
Gracias a ello, Galicia la acoge y tras adquirir ciertas particularidades en su morfología y forma de interpretarla podemos hablar de zanfona gallega. A pesar de ello, a medida que transcurren los siglos, la presencia de la zanfona disminuye en Galicia y el resto de España y pasa a ser un instrumento tañido por los ciegos y mendigos ambulantes.
Esta situación cambiará a finales del siglo XIX y comienzos del XX con los gallegos Perfecto Feijoo (1858-1935) y Faustino Santalices (1877-1960), quienes propiciaron la recuperación del uso de este instrumento. Uno de los mayores hitos de la historia de la zanfona gallega es el primer disco grabado por Santalices íntegramente con zanfona en 1949. Los luthieres artífices de la recuperación en la segunda mitad del siglo XX fueron Paulino Pérez, Jesús Pérez y Antón Corral.
En la actualidad, la zanfona ha resurgido de la mano de los músicos y grupos que se rinden ante sus sonidos y de los artesanos que al crearla dan rienda suelta a su arte.
Como has podido comprobar, la zanfona gallega cuenta con una historia fascinante y un sonido único, que podrás descubrir en nuestras clases de la escuela. Por tanto, no te la pierdas y ¡apúntate!