Los villancicos gallegos, también llamados panxoliñas, son las canciones populares que se entonan, en Galicia, durante las fechas navideñas en grupo o individualmente. Aunque se tiene constancia de su existencia desde el siglo XV, las piezas que se tocan, en la actualidad, son unas aproximaciones que diferentes músicos gallegos realizaron a finales del siglo XX. Como dicha adaptación se hizo desde una perspectiva tradicionalista, pero al mismo tiempo, popular, los que fueron, en su día, villancicos para gaita u otros instrumentos, ahora admiten muchos más.
Hay que señalar que el villancico, como género musical, difiere de la panxoliña en que el primero es una canción de corte popular o incluso de autor, que se usaba en la liturgia, cuya temática es variada (puede ser incluso navideña), al contrario que la de la panxoliña, cuya temática es exclusivamente navideña.
El nombre gallego es, como ya hemos dicho, panxoliñas, ideales para rememorar todos esos grandes momentos vinculados con la Navidad: la familia reunida, el intercambio de regalos, las sonrisas, risas, las comilonas… Quédate porque, hoy, en A Píntega Marela, te hablamos de panxoliñas.
Villancicos para gaita: panxoliñas y la tradición del Apalpador
En Laponia (y gran parte del mundo), tienen a Papá Noel, en el País Vasco, al Olentzero y, en Galicia, al Apalpador.
También llamado Pandigueiro, es un carbonero que, durante las fechas navideñas (Nochebuena a Nochevieja), desciende desde las montañas para comprobar que los niños de Galicia han estado bien alimentados durante el año.
¿Cuál es su sistema para averiguarlo? Muy sencillo, tocarles la tripa. En sus visitas, además, regala un montón de castañas por niño y, en ocasiones, hasta trae regalos. A modo de despedida, el Apalpador desea un feliz Año Nuevo cargado de comida para que los niños crezcan sanos y fuertes.
Este mágico personaje no toca la gaita, pero sus visitas, dada la época en la que se pasea por las calles de Galicia, siempre dejan un rastro inigualable, el de una cultura tan rica y entrañable como la gallega, que invita a entonar villancicos para gaita u otro instrumento propio da esta terra.
5 panxoliñas famosas, que pueden tocarse con gaitas u otros instrumentos
- Rapaciño: trata sobre unos pastorcillos que van hacia Belén a ver al Niño Dios que acababa de nacer. La historia es la clásica de un villancico de corte cristiano, pero lo que la diferencia de los más conocidos a nivel nacional e internacional es que, en este caso, los pastores son gaiteiros. Su regalo para el Niño Dios es pura esencia gallega.
- Bo Nadal: mezcla la emotiva sensibilidad de los sonidos celtas con la temática católico-navideña del este, que a Galicia llegó gracias al Camino de Santiago. Esta panxoliña discurre por los instantes en los que María y José, estando ella de parto, tuvieron que mendigar un techo para que pudiera dar a luz.
- A Belén vinde pastores: otro clásico de la Navidad, que en Galicia cuenta con un sonido medieval y nostálgico. Además, el ritmo se rompe un par de veces para armonizar la composición, en la que se alternan coros con solos, lo que permite repartir el dramatismo a lo largo de la pieza.
- Pola media noite: escrita y cantada en gallego, esta panxoliña incluye un coro entonado en toda la canción. Dicha característica hace de Pola media noite, a nivel musical, el villancico de sonido “más internacional” de la lista.
- Cun sombreiro de palla: comienza con un solo de gran dificultad, para el que se necesita una gran voz capaz de entonar durante largos periodos de tiempo. Tras el solo, llega un coro popular con panderetas, seguido de otro solo y otro coro. Esta disposición se repite una y otra vez, lo que da como resultado un villancico muy alegre y festivo.
Chulos, ¿verdad? Pues ya puedes sumar a tu repertorio navideño de los peces en el río o 24 de diciembre fum, fum, fum, las panxoliñas, estos villancicos para gaita o cualquier otro instrumento de tradición gallega.
Con esta fusión, vivirás y disfrutarás unas ¡felices y multiculturales Navidades! Así te lo deseamos desde A Píntega Marela.